Una mala nutrición te puede generar estrés
“Orandumest ut sitmenssāna in corpore sānō” ¿problemas para traducir del latín? Frase que a ciencia cierta se desconoce su autor, pero data de la antigua Grecia, se traduce al español de la siguiente manera: “oremos por una mente sana en un cuerpo sano” ¿te suena familiar? En el contexto de la filosofía griega trata sobre el equilibrio de la mente y el cuerpo. La relación del cuerpo y la mente se encuentra en diversas culturas, así que no suena nada desatinado relacionar que el alimento que nutre nuestro cuerpo también lo hace con nuestra mente.
Ahora quiero que conozcas algunas evidencias científicas que mencionan como nuestra nutrición o mejor dicho “malnutrición” altera el conjunto de capacidades cognitivas que engloban procesos como la percepción, el pensamiento, la conciencia, la memoria y la imaginación.[1]
Empezaremos con la enfermedad que afecta a la gran parte de la población mundial, la obesidad. En México según cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018 (ENSANUT) más de 74% de los mexicanos mayores de 20 años, presenta sobrepeso u obesidad[2]. Ahora bien, se sabe que los procesos crónicos degenerativos, como la diabetes, la hipertensión arterial sistémica e inclusive algunos tipos de cáncer, guardan una estrecha relación con el peso corporal. Debido a un proceso que se llama “lipoinflamación” que es el resultado del aumento de la grasa corporal y cómo desencadena procesos inflamatorios a nivel celular. En un lenguaje no tan técnico, se refiere a que el sobrepeso y obesidad provocan lesiones en todo nuestro organismo, ese daño tiene implicaciones en diversos órganos, entre los cuales se encuentra el cerebro, a través del cual se procesan las funciones de la mente.
Como se puede ver, el estado nutricional del organismo es un determinante de la salud mental de los individuos. El déficit de nutrientes, como los ácidos grasos esenciales (Omega 3), el hierro, el folato, la vitamina B12, el selenio o el calcio implican problemas de salud, entre los que se encuentran la depresión, demencia, falta de concentración, entre otros[3].Además de la dieta hay otros factores ligados al estilo de vida, estrechamente relacionados con el aumento de la lipoinflamación, como son el estrés y el sedentarismo[4].
De los puntos tratados previamente, vamos a prestar especial interés a la enfermedad del siglo XXI, el estrés. La Real Academia Española (RAE) menciona que el estrés, es la tensión provocada por situaciones agobiantes. Tales situaciones se relacionan con el ritmo de vida acelerado que mantenemos, lo cual puede provocar en algunas personas que sienten estrés coman en exceso, sin un horario establecido, o simplemente realicen ayunos prolongados (saltarse tiempos de comida). Y esos “malos” hábitos favorecen el sobrepeso y obesidad.
No hay comentarios.
Publicar un comentario